(:

Gracias por vuestro tiempo (:

martes, 5 de julio de 2011

24_Abril_2011

Cuando menos te lo esperes te comeré.

Hoy me he tenido que levantar mazo de pronto porque, como ya os comenté, teníamos la procesión prontito prontito. Además del prontito prontito hacía bastante frío, no había prácticamente nadie viéndola y para colmo me toco cargar la virgen porque faltaba una persona en la tanda de los bajitos (si, mido 1'57). Por suerte para recompensar todo eso, cuando llegamos a la cofradía nos encontramos con la mesa puesta, sobre ella muchos vasos de plástico y tres bandejas repletas de churros. En ese momento todos ahogamos un suspiro de alivio y nos sentamos a la mesa cada uno con su respectivo grupo. En cuanto acabamos nos fuimos directos como flechas al futbolín para echar, las que iban a ser, nuestras últimas partidas juntos de esa semana santa 2011. Lo aprovechamos al máximo porque sabíamos que hasta el año que viene no volveríamos a tener aquella confianza, aquellas sensaciones de sentirte con tu propia familia, o quizás sí... En el momento en que acabé mi octava partida comenzó a sonar mi móvil. Era mi tía. Mierda! Todo eso se había acabado. Hasta el año que viene mes amis! Tenía que irme a la finca a comer porque era el cumple de mi tío y de mi primo y debíamos celebrarlo en familia. Cuando acabamos de comer volví a la ciudad en coche con mi tía y mí tío. Los dos iban un poco enfadados, pero lo que era un simple enfado se convirtió en una gran pelea. Yo me cansé y me bajé del coche en un semáforo que pillamos en rojo. Lo único que se me ocurrió fue llamar a mi otra tía que estaba en la finca y contarla lo sucedido. Yo me dirigía hacia el paso a nivel cuando la estaba llamando. Yo iba llorando mientras se lo contaba cuando de repente escuche mi nombre. Era mi tío que venía detrás mío para decirme que volviera al coche. En el momento que le vi la dije a mi tía que la tenía que colgar porque mi tío venía detrás mío y iba a echar a correr. Me dijo que me tranquilizara y que no preocupara y en ese momento la colgué. Empecé a correr como no lo había hecho nunca. Tenía miedo no sabía donde ir ni que hacer porque en cuanto pasara el paso a nivel no sabría donde ir ya que no me conocía la zona. Yo seguía llorando y pensé que en ese momento lo que debía hacer era lo que siempre decía Diegutis: Donde me lleve el destino. Continué corriendo hasta ver que ya había despistado a mi tío y no me seguía. En ese momento me acordé de que tenía a dos personas que no me iban a fallar y las llame. Me cojió el teléfono y cuando me escucho lo nerviosa que estaba y que estaba llorando me preguntó que donde estaba. Yo le respondí que no sabía, que estaba en algún lugar de ese barrio pero no sabía en cuaL exactamente. Me preguntó que si sabía salir y le dije que sí pero que tenía miedo por si acaso me encontraba con mi tío. Me dijo que no me preocupara que seguro que todo salía bien y que saliera de ahí cuanto antes. Le hice caso, nosé cómo ni porqué lo hice pero confié en él. Me dijo que siguiera todo recto siguiendo las vías del tren y que entonces llegaría a una zona que ya sí que conocía, el puente verde, que le cruzara y que entonces ya sabría llegar a la cofradía donde estaban ellos. Así lo hice. Continué recto hasta encontrar el puente y llegar a la cofradía. Cuando llegué me quede en la calle anterior esperándoles porque no quería que nadie de la cofradía me viera así. Entonces alguien se me acerco y me preguntó que si tenía mechero. Yo con lágrimas en los ojos le respondí que no y él con una sonrisa me dijo: No llores preciosa que se te pone la cara. Justo en ese instante dos chicos doblaron la esquina y de repente me di cuenta de que eran ellos. Lo sabía, sabía que no me fallarían. En cuanto llegaron me abrazaron. Eso era lo único que necesitaba, un abrazo de alguien que se que me quiere, que me apoya y que siempre lo hará. Más tarde, cuando ya pude conseguir dejar de llorar, me preguntaron que qué había pasado. Ellos me dijeron que era normaL que en la familia hubiera peleas y me consolaron como nunca nunca nadie lo había hecho. Nosotros seguíamos hablando cuando de repente un coche nos pitó y se paró en seco delante nuestro. Era mi tía con una cara de demacración horrible de llorar. Me dijo unas ocho veces que subiera al coche y mi respuesta era que no me daba la gana.Mientras yo respondía Diego me agarraba de los brazos para que no me fuera ni hiciera nada. Se veía que estaba nerviosa y a la octava vez conseguí soltarme de Diego, di media vuelta y me marche. Diego y Santi estaban mirando flipando. Mi tía les dijo que fueran a por mí y ellos vinieron corriendo detrás mío para agarrarme y me convencieron para subir al coche. Mi tía me llevó a casa y se marchó a la finca a buscar a mi abuela. En cuanto se marchó yo llamé a Diego haber donde estaban y me fui con ellos que estaban en un bar muy cerca de mi casa. Desde entonces sé que siempre que necesite algo puedo contar con ellos y que siempre van a estar en lo bueno y en lo malo. Muchas gracias chicos!

No hay comentarios:

Publicar un comentario